El Ojo Divino 1
8 de Noviembre 1981, pintura glazing líquida sobre papel A4
Este cuadro fue hecho el mismo día que el de “La Madre Divina 3”- días muy intensos. Aunque el símbolo es “clásico” y se utiliza en las iglesias así como en la francmasonería, no me importaron esos “usos paralelos”, sino que traté de verlo de una manera diferente.
El ojo tiene un centro blanco, el punto en el triángulo, el punto de entrada del espíritu, expresándose como los tres grandes principios, llamados también Rayos o Logos: la Voluntad, el Amor y la Inteligencia Activa, o el Padre, la Madre y el Hijo. El ojo es también una expresión de “personalización” de lo más abstracto, dando un enfoque humano aunque super-humano al trasfondo desde el cual emerge. El blanco es energía pura, concretizándose y diferenciándose como fuego y desde allí se condensa cada vez más en el aura de las llamas doradas sobre un fondo de radiación amarillo-dorada.
Se puede mirar dentro del centro del ojo, y desde allí se puede intentar ir más allá. Es un buen símbolo para la meditación. Esta entrada se llama también el Ojo de Shiva – a través de este pasaje, el Dios más allá de la creación entra en la creación. Está por encima del centro de Ajna y se lo denomina El Pasaje Acuariano, desde la nada aparente al aparente algo.
El Ojo Divino 2
4 de Diciembre 1981, pintura glazing líquida y color oro y plata, sobre papel A4
Aquí se ve al Ojo Divino –el punto blanco en el centro, rodeado por un aura azul en forma de ojo, que se parece en lo vertical a una abertura semejante al útero desde la cual comienza la manifestación. Las llamas amarillo doradas parecen emanaciones de seres divinos que provienen del Origen y vivifican a toda la creación. Ellas propagan la luz y el amor que provienen del centro, el trasfondo desde donde se está abriendo el ojo.
El Ojo Divino 3
4 de Diciembre 1981, pintura glazing líquida y color dorado sobre papel A4
En esta pintura de la serie “El Ojo Divino” se ve el punto central que se expresa como el ojo único rodeado de un vórtice de energía amarillo-dorado y blanco. Los dos triángulos dirigidos hacia arriba y hacia abajo se interpenetran y forman una estrella de seis puntas con el ojo en el centro como séptima punta – representando a los rayos/planos de la creación, con la Voluntad divina como punto central. Todo está rodeado por un círculo dorado que representa la unidad, la unicidad de la existencia, irradiando rayos amarillo-dorados en todas direcciones, mientras que en el centro, el trasfondo es simplemente un movimiento amarillo-dorado más oscuro.
En cada punta de la estrella de seis puntas se ve la formación de tres ojos- el centro único se convierte en muchos centros o puntos de expresión, todos rodeados por su radiación áurea individual. Todos juntos constituyen 18 ojos, además del que está en el medio. 18 es 8+1=9, la creación perfecta, más uno en el centro que está manifestado y al mismo tiempo no manifestado. De modo que 9+1=10, representando 1 +0 = 1, el Uno expresándose como todo lo que existe. Los numerosos ojos también recuerdan la descripción de la Persona Cósmica -Purusha- en el Veda: El Purusha tiene mil cabezas, mil ojos, mil pies.
Por eso la imagen expresa la plenitud que se expresa como plenitud: ESTO es plenitud y AQUELLO es plenitud: Purnamadah Purnamida...
El Ojo Divino 4
Julio 1982, pintura glazing líquida y pegamento rápido, sobre papel A4
Esta pintura visualiza al Ojo Divino como un portal para entrar en las esferas sutiles y al sendero que lleva a la luz. Está rodeado por tres ojos que representan a los tres aspectos de lo Divino: la Voluntad, el Amor y la Luz. Las formas semejantes a espermatozoides en la periferia del círculo representan a las almas que han atravesado el portal y ahora están en la Luz.
“La glándula pineal es lo que el ocultista oriental llama Devâksha, el “Ojo Divino”. En la actualidad es el órgano principal de la espiritualidad en el cerebro humano, la sede del genio, el mágico Sésamo pronunciado por la voluntad purificada del místico, que abre todas las avenidas de la verdad a aquel que sabe cómo usarlo”. - La Doctrina Secreta III